Agencia Excélsior|Ciudad de México
En un modesto departamento en Buenos Aires, Rita López muestra una vieja lata de chícharos -verdes, irónicamente- donde guarda un rollo de dólares, un lugar que le da más confianza que cualquier entidad bancaria.
“Yo ni loca pongo mis ahorros en el banco”, dice esta mujer de 84 años que pidió usar un nombre ficticio por temor de que le roben.
López no es una excepción. El gobierno estima que 200 mil millones de dólares están fuera del sistema bancario argentino, guardados en casas, cajas fuertes y toda clase de escondites domésticos.
Son los llamados “dólares del colchón”, que se calcula suman cinco veces las reservas brutas del Banco Central, de alrededor de 38 mil millones de dólares.
“Los ‘dólares del colchón’ es una metáfora para los dólares no bancarizados”, explica Julián Zícari, economista de la Universidad de Buenos Aires. Están “fuera del sistema, no van a las reservas ni generan capacidad prestable a los bancos, lo que crea desventajas para la economía”.
Con la intención de captar estos ahorros, el gobierno del ultraliberal Javier Milei lanzó el pasado 22 de mayo un plan que deja de imponer penalidades para quienes vuelquen en el sistema el dinero sin declarar, a la vez que elimina la obligatoriedad de explicar el origen de los fondos.
También eleva en más de 10 veces el límite de dinero a partir del cual se debe reportar una operación al fisco.
“No me importa en lo más mínimo de dónde se sacan los dólares”, dijo Milei en una entrevista ante cuestionamientos de que este relajamiento de las normas podría estimular el lavado de dinero.
El ministro de Economía, Luis Caputo, negó que la medida se trate de una amnistía o que facilite el lavado de activos. El nuevo sistema entra en vigor hoy bajo la premisa “tus dólares, tu decisión”.
Desconfianza en bancos y gobierno
En el tarrito de Rita López hay más que dólares: alberga la memoria de generaciones marcadas por las 16 crisis económicas que Argentina atravesó desde 1860.
Siete ocurrieron en los últimos 50 años e incluyeron licuación de ahorros por inflación, retención de dinero depositado o canje por bonos a largo plazo.
“El que guardaba los ahorros en el banco fue mi padre. Siempre perdió”, cuenta López, quien decidió evitar las entidades bancarias tras la amarga lección familiar.
Los controles de cambio que rigieron por más de una década hasta abril pasado estimularon la compra de dólares en el mercado informal y que ahora el gobierno busca captar para revitalizar la economía nacional.
Según estimaciones del gobierno argentino, por cada peso registrado en la economía hay cinco en la informalidad, lo que Caputo atribuyó a “excesos de controles, de impuestos y de regulaciones”.
El año pasado el gobierno de Milei consiguió aprobar un blanqueo de capitales por el cual ingresaron 22 mil 156 millones de dólares al sistema, algo que dio impulso a las reservas y sostuvo la calma en el mercado de cambios.
Por eso, mantener el tipo de cambio bajo es una de las tareas más importantes que se propuso Milei, quien consiguió reducir la inflación de 211% en 2023 a 118% en 2024, aunque a un costo social alto.
El plan para fomentar la bancarización de los dólares del colchón “no constituye una política de normalización financiera”, criticó el economista independiente Pablo Tigani en una columna en el diario Ámbito. Es “una amnistía fiscal encubierta, carente de marco legal, que podría habilitar el ingreso masivo de capitales de origen ilícito”.
La portavoz del Fondo Monetario Internacional, Julie Kozack, dijo que el organismo multilateral, del que Argentina es su mayor deudor, seguirá “muy de cerca la evolución de esta cuestión”.